jueves, 6 de junio de 2013

Los 17 municipios de la Meseta Purépecha sufren por falta de agua

Protectores de las últimas reservas forestales del estado, los indígenas purépechas de los 17 municipios de la Meseta Purépecha sufren por la falta de agua, advierte un estudio de la especialista Patricia Avila, del Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM.
La académica advierte que la escasez de agua para consumo humano –en un lugar que se encierra reservas incontables de agua- se debe a que las condiciones geohidrológicas de la región no permiten la formación de ríos y lagos.
“Según las Estadísticas del Agua en México 2006, en Michoacán el 9.4 por ciento de la población carece de servicio de agua potable y el 24.7 por ciento de alcantarillado, ya que las autoridades dan prioridad a los servicios en ciudades con más de 50 mil habitantes y dejan de lado a núcleos agrarios y comunidades pequeñas”, apunta en entrevista.
Agrega que el 47.4 por ciento de los cuerpos de agua superficiales del estado están contaminados, básicamente por la actividad pecuaria y por las descargas de los núcleos urbanos y el sector servicios.
En Morelia, detalla, sólo existen pequeñas plantas de saneamiento en fraccionamientos y algunas colonias, de las cuales la de mayor capacidad trata cuatro litros por segundo, cuando se calcula que la ciudad genera alrededor de mil 600 litros de aguas negras por segundo que van del río Grande al lago de Cuitzeo.
Según la investigadora, la cuenca de Cuitzeo, en particular el valle Morelia-Queréndaro, registra un deterioro ambiental grave por el aumento de la contaminación del río Grande, lo que a su vez ha provocado la desaparición de especies vegetales y animales.
La construcción de la macroplanta de tratamiento de aguas residuales en Morelia –que fue uno de los proyectos más divulgados durante la anterior administración municipal del priísta Fausto Vallejo Figueroa (2002-2005)- tampoco ha arrojado los resultados necesarios para tratar el agua.
Según un diagnóstico de la Comisión Nacional del Agua (CNA), las 11 cuencas hidrológicas más contaminadas son Lerma, Balsas (principales suministradoras de agua del estado), Pánuco, Blanco, Guayalejo, San Juan, Culiacán, Fuerte Cohuayana, Nazas y Conchos, además del lago de Pátzcuaro, las cuales reciben 59 por ciento de las descargas contaminantes.
En la cuenca del río Lerma-Santiago-Chapala, que abarca los municipios de Briseñas, Jiquilpan, Sixto Verduzco, La Piedad, Quiroga, Sahuayo, Venustiano Carranza, Zacapu, Zamora y Pastor Ortiz, entre otros, la clasificación va de contaminada a demasiado contaminada, sobre todo en el cruce del río Lerma por La Piedad, donde es alto el impacto de descargas residuales crudas.
En la Cuenca Lerma-Chapala-Santiago (donde se encuentra Morelia) la tasa de consumo actual es de mil 820 metros cúbicos por habitante al año, y en dos décadas sólo tendrán mil 583, lo que la pone en una clasificación “muy baja”.
Algunos indicadores sobre los recursos hidráulicos en Michoacán: Precipitación media anual: 805 milímetros (lugar 16 a nivel nacional); Cobertura de agua potable: 89.4 por ciento (lugar 20); Caudal tratado de aguas residuales: 0.90 metros cúbicos por segundo (lugar 22); Superficie de unidades de riego: 224, 819 hectáreas (lugar 2);
Los conflictos por el agua
El agua podría causar más conflictos locales, regionales e internacionales de no racionalizarse su uso, advirtió por su parte Laura Barraza Lomelí, también académica del Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM. La investigadora enfatizó que la ambición por el agua es ya el principal problema ambiental del país.
“El agua es hoy en día uno de los más fuertes motivos de conflictos, aun cuando el 90 por ciento de los mexicanos tenemos agua potable, aunque en muchos casos racionada”, comenta.
Debido a los altos subsidios en el agua, apunta, el consumidor paga 1.5 pesos por metro cúbico de agua, cuando debería pagar arriba de 6 pesos. “El bajo precio genera inconciencia en los usuarios”, señala.
La aplicación de tarifas acordes con el valor sustentable del agua podrían, según la académica, reducir el desperdicio.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) calcula que por cada mil litros producidos se cobran, en promedio, sólo 360 litros, esto aunado a que se registran pérdidas por fugas en la red que ascienden al 40 por ciento.
Para Patricia Avila, académica del Cieco, la importancia del agua se ha volcado en la comercialización del recurso y ya no en ser un bien social.
“La escasez se relaciona invariablemente con el despilfarro, lo cual es también causado por los bajos precios que la ciudadanía paga por el consumo”, indica.
Aunque se tengan acuíferos, apunta, en diversas regiones no se cuenta con los recursos económicos necesarios para la infraestructura de extracción.
“Para hablar del problema del agua y lograr resolverlo ésta debe verse más allá de un bien económico y comercial, tomando en cuenta su importancia social, cultural e histórica”, subraya.

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